Cocaína: Efectos inmediatos y a corto plazo

martes, 22 de enero de 2013



La cocaína es un alcaloide, con dos formas químicas, sal y cristales. Regularmente la sal se inhala, se fuma o se inyecta y los cristales a los que se les conoce como crack o piedra se fuman.

Se ha clasificado a la cocaína como estimulante por sus efectos en el sistema nervioso central. La magnitud de los efectos depende del estado de salud, nutrición e hidratación del usuario, la dosis, la pureza, la frecuencia, la vía de administración y el ambiente en el que ocurre el consumo.

La vía de administración determina el tiempo que dura el efecto. Entre más rápida sea la absorción, más intenso es el efecto estimulante o high y menos tiempo dura. Cuando la cocaína se inyecta o se fuma, los efectos iniciales se presentan más rápido, son
más intensos y menos duraderos (pocos minutos). En cambio, el high de la cocaína en polvo es más duradero, pero menos intenso; sus efectos se retardan más, en comparación con el crack y regularmente desaparecen al cabo de dos horas, aunque algunos de éstos pueden permanecer disminuidos hasta cuatro horas.

Los efectos de la cocaína, en dosis bajas (aproximadamente hasta 200 mg) y a corto plazo son: euforia, aumento en el estado de alerta, percepción de mayor capacidad para el trabajo físico e intelectual, disminución de la fatiga, del hambre, del sueño, locuacidad, entre otros. Además, produce temblor, dilatación de las pupilas, inquietud, náuseas, aumento de la temperatura corporal, del ritmo cardíaco y de la presión arterial.

Cuando se usan dosis altas (mayores a 200 mg.) a corto plazo, el high es mayor, también pueden experimentarse temblores, vértigo, espasmos musculares, paranoia, irritabilidad, ansiedad, y rara vez ocurre la muerte súbita debido a paros cardíacos o paro respiratorio.

Efectos inmediatos:

  • Sensación de aumento de energía.
  • Disminución de la capacidad para experimentar fatiga.
  • Disminución del apetito.
  • Sensación de agudeza mental.
  • Aumento de las palpitaciones del corazón y de la presión arterial.
  • Contracción de los vasos sanguíneos.
  • Aumento de la temperatura.
  • Dilatación de las pupilas.

Los efectos de la cocaína se presentan casi inmediatamente después de su consumo por cualquier vía. Al igual que las anfetaminas, la cocaína produce una excitación generalizada que se acompaña de una sensación de bienestar (“euforia”). Aparece también una especie de indiferencia hacia la fatiga con la sensación de que aumentan el vigor, la fuerza física y la capacidad mental. Estos efectos, que evidentemente son los que el consumidor espera, en ocasiones son reemplazados por gran ansiedad y pánico.

La respuesta a la cocaína es prácticamente inmediata, aunque alcanza su mayor intensidad en aproximadamente 30 minutos. En virtud de que los efectos desaparecen progresiva y rápidamente el mantenimiento del estado alcanzado exige la repetición frecuente de la dosis. Si esta situación se prolonga por horas puede llegar a la agitación psicomotriz, el pánico y la ansiedad, el delirio paranoide (ideas de persecución) y hasta alucinaciones en casos extremos. Una dosis excesiva puede provocar la muerte por falla respiratoria o por paro cardíaco.

Después de una “sesión” ordinaria de consumo, los efectos disminuyen progresivamente, pero generalmente durante las horas siguientes aparecen depresión y fatiga, equivalentes a la “cruda” del consumidor de alcohol después de una ingestión excesiva.



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