PCP o polvo de ángel

lunes, 21 de enero de 2013


La PCP (fenciclidina) se comenzó a fabricar en los años cincuenta como un anestésico intravenoso. Su uso en seres humanos se descontinuó en 1965, porque los pacientes a menudo se mostraban agitados, delirantes e irracionales mientras se recuperaban de sus efectos anestésicos, se fabrica ilegalmente en laboratorios y se vende en la calle con nombres como polvo de ángel.

La PCP es un polvo blanco cristalino que se disuelve fácilmente en agua o alcohol.

Tiene un distintivo sabor químico amargo. Se puede mezclar fácilmente con colorantes y se encuentra en el mercado de drogas ilícitas en una variedad
de formas como tabletas, cápsulas y polvos de colores. Por lo general, se abusa en una de tres maneras: se inhala, se fuma o se ingiere.

La PCP es una "droga disociativa", lo que quiere decir que distorsiona las percepciones visuales y auditivas produciendo un sentimiento de estar separado o "desasociado" del medio ambiente y de uno mismo. Las drogas disociativas actúan alterando la distribución del neurotransmisor glutamato en el cerebro. El glutamato está involucrado en la percepción del dolor, las respuestas al ambiente y la memoria, entumecimiento, habla dificultosa y pérdida de coordinación pueden acompañarse con la sensación de fuerza e invulnerabilidad.

Algunos efectos observables comunes son: mirada fija, movimientos oculares involuntarios rápidos, diarrea y un caminar exagerado.

La PCP también puede elevar la temperatura corporal, lo cual explica porque mucha gente bajo la influencia de la PCP se saca la ropa en lugares públicos. Sin embargo, no hay evidencia científica de que la PCP induzca violencia.

Se alega que la PCP puede provocar alucinaciones extremas muy vívidas de cosas que están fuera de lo normal o muy extrañas según los consumidores. Altas dosis de PCP producen un descenso en la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la frecuencia respiratoria. Esto se puede acompañar de náuseas, vómitos, visión borrosa, nistagmus, perdida del equilibrio y vértigo. Dosis aún mayores de PCP pueden causar convulsiones, coma y muerte (aunque muchas veces la muerte se debe a suicidio o lesiones accidentales durante la intoxicación).

El uso de altas dosis de la PCP puede causar síntomas que simulen una esquizofrenia, como delirios, alucinaciones, paranoia, pensamiento desordenado, sensación de lejanía con el ambiente y catatonia. El habla es escasa y torpe.


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